Un par de niñas en mallas hacían estiramientos y puntas cuando coincidieron en la vida, unos cuantos años después se reencuentran para iniciar una amistad tan larga como el tiempo.
Tomando caminos muy diferentes pero nunca lejos una de la otra, viéndonos librar las batallas que compartimos, contra la pubertad, contra la adolescencia, contra la adultez, contra el desamor.
Hoy me toca a mi, tu incondicional amiga, observar tu lucha individual.
Contra las cuentas por pagar, con tu trabajo e integridad.
Contra el drama, usando el sentido común como lanza y tu entereza como escudo.
Contra la injusticia, siempre atacándola de frente.
Contra ti misma, de las batallas la más difícil, pues la introspección requiere mucho valor.
Hoy escucho el llamado del destino gritar tu nombre, cada cambio que ejecutes tendrá su consecuencia, te dará un fruto de un color tan peculiar que sólo tu podrás nombrar, de néctar tan exquisito que sólo tu paladar podrá saborear.
Hoy te nombro y me lleno de orgullo porque eres mi amiga, porque posees un corazón tan puro como ninguno, leal como el de un guerrero pero que ama cómo sólo las mujeres podemos hacerlo.
Hoy al igual que todos los días deseo para ti la victoria en tus batallas, que encuentres un camino directo a la paz que tanto anhelas.
El destino grita tu nombre y lo grita fuerte, acude a su llamado con la fuerza que siempre te ha caracterizado y hazle frente con la mejor versión de ti que empieza a aflorar, una versión que le hace honor a tu nombre:
"Pura de corazón y bella como lirio"
El destino te llama, Liliana, y estás casi lista para enfrentarlo con tu mejor cara.
Son las 11:10 de un 11/10
Todo mi amor para ti, querida amiga.
